sábado, 2 de marzo de 2013

Por qué se fue Ratzinger

Benedicto XVI luchó por contener una crisis en la Iglesia católica. Su renuncia es la acción responsable de un líder que con su sacrificio busca limitar daños a la institución que encabeza.La parte más profunda de la amenazante situación límite es la acelerada secularización de la civilización occidental estimulada por el libre acceso masivo al conocimiento. La tradición democrática liberal se contrapone en más de un aspecto a la estructura unitaria que contradice la diversidad que sostiene la milenaria institución católica. Mientras que en los temas de coyuntura tiene un enorme peso moral el encubrimiento de los centenares de casos de pedofilia y los escándalos de corrupción de sacerdotes y jerarcas de la curia romana, que llevaron al Papa a pedir perdón por los abusos. Los poderes dentro de la iglesia se han convertido en verdaderos lobos en el Vaticano, que han quedado de manifiesto con las filtraciones del mayordomo Paolo Gabriele y que luego fueron reconocidas sutilmente por el propio Papa en su mensaje del miércoles de ceniza pasado, cuando llama a mantener la unidad a quienes luchan en el interior. El desprestigio provocado por los escándalos como las evidencias contra Marcial Maciel Degollado que pusieron al descubierto una terrible trama de poder, privilegios y abusos, no deja de crecer cada día. Sumado a las acusaciones mediáticas de blanqueo de dinero que culminaron con la expulsión del presidente de la institución bancaria de la Santa Sede, Ettore Gotti Tedeschi, protegido del cardenal Bertone, por presuntas irregularidades promovida por el Papa, así como su reemplazo por el barón Ernst von Freyberg, han ocurrido demasiado tarde como para atajar los las investigaciones por presuntas operaciones mercantiles ilícitas de enormes cantidades de dinero, cuya difusión puede seguir erosionando la imagen de la iglesia. Ante esta realidad, el Papa Ratzinger estaba convencido que si la Iglesia católica se abría a las reformas, su desintegración podría ser fatal y conducir a la anarquía de una fragmentación indeseable o al menos a disputas internas que favorecieran el fantasma del relativismo moral contra el que luchó ideológicamente el Papa alemán. Ahora queda claro que las diferencias internas en la jerarquía católica condujeron a la renuncia de Ratzinger y que como lo afirman algunos medios alemanes no fue capaz de limpiar a la institución, como también fue el propósito inicial de Martín Lutero. El inminente cónclave para elegir al nuevo Papa supone el más grande desafío de la institución milenaria para provocar una apertura compatible con el ecumenismo o reducirse a mantener el aliento monárquico de la tradicional organización y sistematización del pensamiento católico. El enorme peso intelectual de la obra de Joseph Ratzinger se enfrenta al poder real dela condición humana de los miembros de la curia. Seguramente pronto sabremos más de la trama que llevó a esta situación en el Vaticano y de las medidas de poder que se tomen para tener un control de daños que puede ser de enormes dimensiones.

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