sábado, 27 de agosto de 2011

terrorismo en Monterrey

Qué pasó en Monterrey
Luis Salomón
El abominable incendio provocado al casino Royale de Monterrey es la mayor tragedia vinculada al crimen organizado en México. Pero calificar el hecho como terrorismo es un hecho ligero e irresponsable. La liviandad para usar estos términos por parte de las autoridades no puede admitirse dadas las consecuencias que implican. El terrorismo es definido habitualmente como violencia motivada políticamente, perpetrada contra objetivos no combatientes por grupos subnacionales o agentes clandestinos. Parece claro que los hombres que provocaron el fuego no tenían una motivación política, sino que, como parecen indicar las investigaciones iniciales, se trata de un asunto relacionado con la extorsión que sufren negocios y personas en tantas regiones del país. Los sicarios fueron a dar un escarmiento a los propietarios y directivos de la negociación. Los testigos relatan que luego de disparos gritan a los clientes que se alejen y luego inician las llamas. Las personas corren a refugiarse de la balacera en oficinas y baños en donde se encontraron la mayor parte de los fallecidos por asfixia. Se trata de un crimen artero contra seres inocentes, pero no tiene que ver con un acto terrorista que procurara matar inocentes para causar terror en la sociedad. Esta afirmación es importante porque si se califica de terrorismo y se imputa el calificativo a los grupos de la delincuencia organizada, estaríamos abriendo un nuevo capítulo en esta guerra intestina. Las organizaciones terroristas y las personas que entregan recursos a ellas reciben sanciones económicas contundentes. Entre ellas la prohibición de realizar actos comerciales internacionales y la persecución de todos quienes les entregan recursos. Lo que significaría que todos los que entregan dinero vía la extorsión a los delincuentes organizados en México, podrían recibir sanciones económicas, y penales. No sólo aquí sino en los Estados Unidos en donde las normas contra el terrorismo son especialmente severas. Seguramente en las próximas horas recibiremos información que confirme que se trata de delincuentes que operaron en este sentido, dejando de lado la afirmación inicial de las autoridades que calificaron de terrorismo el evento. La información fluye y seguramente podremos conocer a algunos de los responsables. Esperemos que el manejo de la información sea responsable y deje de lado las tendencias políticas que tratan de tirar a como de lugar al gobierno del Estado de Nuevo León, como si esto resolviera el problema. Esperemos que se deslinde de la calificación terrorista para que no entremos en una etapa de mucha mayor crispación social. Debemos estar atentos al desarrollo de los hechos. En Monterrey y en México hay bandas criminales muy poderosas, que no han dado el paso para ser terroristas, si un día lo hacen entonces si tendremos una guerra.

martes, 23 de agosto de 2011

recesión en EU

Que significa recesión en EU

En los últimos días leemos y escuchamos con insistencia que los Estados Unidos están camino a una nueva recesión económica. Aun con el recuerdo fresco del periodo recesivo que inició en el verano de 2008 con la caída del sistema bancario de aquella nación que arrastró a los mercados financieros globales, el solo mencionar esa palabra debe ser signo de mayor preocupación. En aquella ocasión la economía de México se contrajo 7%. Un impacto brutal debido a nuestra dependencia de las ventas al exterior y especialmente a nuestros vecinos. Si los signos de recesión aparecen en las próximas semanas allá, el impacto aquí también será muy importante. Por eso vale la pena explorar los posibles efectos y las medidas que pueden tomarse para aminorar el impacto. El principal golpe lo están empezando a sentir los exportadores de manufacturas que registran menores pedidos y por ende menor entrada de divisas, esto significa que las empresas deben recortar sus gastos y entre ellos el gasto y pueden recurrir a disminuir empleos. Enseguida el impacto en el turismo, ya de por sí golpeado puede acentuarse. El precio del petróleo, ante menor demanda, puede tender a una baja moderada, lo que significa menores ingresos a México y sobre todo al gobierno, y en general baja de la actividad económica significa menor recaudación, presión a las finanzas públicas y fragilidad general de la economía. Para contrarrestar los efectos el ámbito natural es el mercado interno que puede estimularse con medidas que permitan incrementar el consumo de los mexicanos. La construcción de infraestructura y el gasto público dirigido a proyectos que generen empleo es otra medida que ya se aplica. Pero lo más relevante es que el gasto público debe ser menor porque tendrá menos ingresos el gobierno, lo que significa que el año 2012 será un año de vacas flacas, a pesar de que tradicionalmente se trata de un año electoral en donde se recurre a un cierto relajamiento del gasto. Ahora la cosa será distinta, porque si se insiste en gastar más el efecto puede ser mayúsculo. Así las cosas hay que tomar medidas en la economía general y en las empresas para un periodo anual complejo. Para las autoridades será un prueba a la responsabilidad en el manejo de las finanzas y una gran oportunidad para hacer crecer el mercado interno, así lo hacen otras naciones como Brasil y los propios Estados Unidos, mediante medidas fiscales agresivas que significan dinero a los consumidores, en México ese es el camino. Esa si es una medida anticíclica real y efectiva, el resto han demostrado ser paliativos.

sábado, 13 de agosto de 2011

expectativas y frustraciones

Expectativas frustradas
Luis Salomón
¿Porqué la inconformidad de los jóvenes en tantas partes del mundo, aun cuando tienen signos de progreso? La respuesta está en las expectativas que tienen respecto de su rol en la sociedad, sus merecimientos y sus oportunidades. Los jóvenes de El Cario, los indignados de Madrid, los inconformes de Londres y los estudiantes de Santiago de Chile tienen en común que no se manifiestan solamente contra una situación coyuntural, sino contra un modelo que ha levantado sus expectativas y con ellas su frustración. Si la educación actual es en gran medida un camino para adquirir habilidades que sean valoradas social y económicamente, y luego de algunos años quienes se preparan no tienen el rol para el que fueron entrenados, la consecuencia es una frustración, desilusión, indignación. Pero antes de la propia educación está la información que a torrentes llega a las personas en formación por medio de la publicidad y los contenidos informativos que forman también ilusiones y deseos de ser y tener. Esta situación es general en la aldea global intercomunicada. Las sociedades más sofisticadas generan también mayores expectativas y por ello tienen mejores mecanismos compensatorios. Las emergentes, como la nuestra, generan las expectativas sin los mecanismos paliativos. Los jóvenes de Londres tienen más claro el sentido de sus merecimientos que los egipcios, pero estos tienen más firme la voluntad de defender la libertad de tener opciones. Los de España y los de Chile manifiestan su enojo al enfrentar condiciones más estrictas en la vida profesional y en la educación. Este es el sentimiento que está detrás de estas manifestaciones, y no es nuevo, porque el modelo de creación de expectativas difundidas por medios masivos de comunicación se aceleró desde los años ochenta pasados. Lo que ahora es distinto son las herramientas de comunicación individual, la visión más global, y la facilidad para eludir el control de la información que los factores de poder inducen a las sociedades. Pretender detener el flujo de información en la Internet es un atentado a la libertad de nuestro tiempo. Sobre la red corren los programas que permiten la interrelación lateral y la creación de movilizaciones virtuales en torno a temas propuestos por las propias personas. Cuando una medida como esta es propuesta por la autoridad es un indicador de alarma intenso. Pasó en Egipto y ahora ronda el fantasma en Londres y en Santiago de Chile. Seguramente todo terminará en un episodio, y la inconformidad seguirá difundiéndose por los canales sociales de la red. Este fenómeno llegará a México. No sabemos bien si el detonador es la inseguridad, la indignación por la pobreza o por un evento de alto impacto. Lo que es cierto es que está llegando, y que en este caso entre más rápido se manifiesten mecanismos de expresión de inconformidad en la red es mejor, porque habrá más y mejores caminos para desahogar la frustración. El riesgo es que las autoridades puedan caer en la tentación de reprimir la comunicación.