sábado, 18 de abril de 2015

ISIS

Hace apenas unos días se debatía en Madrid respecto al llamado Estado Islámico. Muy poco sabemos de esta organización también conocida como Estado Islámico de Irak y al-Sham ISIS. Entender que pretende con las acciones violentas que día a día lleva adelante es aun un misterio para la mayor parte de los tomadores de decenos en el mundo occidental. Su líder desde el año 2010 es Abu Bakr al-Baghdadi, del que tampoco se baje gran cosa a no ser algunas fichas producto de su acción en la guerra de Irak y algún video. En julio de 2014 entró a la gran mezquita de Mosul, una de las ciudades más importantes bajo dominio de lo que se denomina el nuevo califato. Allí se transformó: paso de ser un combatiente perseguido por occidente a convertirse, según su visión, en el verdadero líder de todos lo musulmanes. Pero aunque esa afirmación parezca pretenciosa, la verdad es que durante muchos meses miles de personas se han aprestado a ir hacia aquellas tierras a alistarse como parte de una fuerza militar con gran capacidad destructiva. Sin duda, una de las estrategias de la organización es hacerse visible en el mundo mediante mensajes de muy alto impacto. Las ejecuciones grabadas en videos que circulan en la red, como una enorme cantidad de mensajes pregonando una doctrina islámica radical han llenado los espacios informativos de la mayor parte de los países del mundo. La otra parte de su estrategia es el dominio de un territorio y el control de recursos materiales, junto a la conducción de una enorme masa de creyentes. Esto implica una enorme diferencia respecto al terrorismo de Osama Bin Laden, quién propagó una acción de células independientes sin tener un asiento territorial definido. De hecho Osama fue un musulmán moderno en el sentido de que conocía el mundo occidental y funcionaba en él. Entendía perfectamente la diversidad y luchaba a partir de una visión global. Los líderes de ISIS ahora son mucho más radicales y recurren a llamados y prácticas radicales como un sistema. Sus llamados son mensajes cuidadosamente estructurados para imponer un sistema jurídico basado en las disposiciones proféticas del Corán. No solo frases con sentido religioso sino que persiguen crear un sistema legal legitimado únicamente por la religión, de la misma forma que se pretendió hacer en la edad media con el cristianismo. Por eso muchos llaman a estas prácticas como medievales. Con esta posición la mayor parte de los musulmanes no comulgan con las acciones de ISIS, aun los miembros de al Qaeda son cuidadosos de no rendir tributo a Abu Bakr al-Baghdadi. Pero es importante ver que detrás de esta posición radical existen principios religiosos y morales sustentados en los salafistas, una suerte equivalente a los padres de la Iglesia, que se convirtieron en los primeros seguidores del Profeta, y que ahora son puestos como un ejemplo de conducta para todos los musulmanes de ISIS. Una de las conductas considerados virtuosas de estos modelos es la práctica de la guerra para defender su religión. Una cuestión esencial también es la obligación de respetar únicamente la ley divina, so pena de ser apostata. Por lo que para este grupo todos los gobernantes musulmanes que han promulgado leyes civiles en sus naciones que contravengan los principios del Corán son objeto de violentos ataques en todos los sentidos. ISIS es una realidad social, religiosa y política que reta la concepción occidental de la vida civilizada. Su visión apocalíptica del mundo les aproxima a horribles crímenes y presagia olas de enorme violencia. Por eso quizá lo primero es conocer realmente que es esta organización y que pretende. Sin ello simplemente nos convertimos en difusores de mensajes que no comprendemos cabalmente.

Al sur

Mexico es la economía numero 13 del mundo por su tamaño, la 11 por su riqueza y la más abierta al intercambio comercial a nivel global. Con una población de 118 millones de personas residentes en México y más de 11 millones en Estados Unidos.Ahora está inmerso en un profundo programa de reformas estructurales que hace crujir la estructura económica y social de la nación. Enfrenta como reto fundamental el combate a la desigualdad social y la consolidación del estado de derecho. Su situación estratégica y el impulso económico y social lo encaminan a lograr indicadores de desarrollo en los siguientes 7 a diez años, y a fortalecer su implicación en la región más prospera y desarrollada del mundo: Norteamérica. El proceso de integración económica de la región norteamericana ha sido continuo y creciente desde hace treinta años, a tal grado que hoy la región sumados México, Estaos Unidos y Canadá constituyen la mayor zona de actividad económica y movilidad del planeta. Este proceso nos ha hecho alejarnos de la inercia tradicional de la región de América Latina. Poco a poco la lógica económica, social y aun política es mucho más norteamericana que latinoamericana en nuestro país. Ahora mismo es claro que mientras las economías del Sur del continente se paralizan, nosotros nos mantenemos con más vigor por la vinculación con el Norte. Esta situación de hecho ha replanteado el papel de nuestro país en el continente, ya que ahora mismo Brasil que es la nación más grande del Sur pretende un liderazgo regional. México es ahora más parte del Norte que del Sur; las relaciones con suramérica son cada vez más enfocadas al intercambio económico, pero aun así nuestro comercio para con esa zona representa menos del 15% del total. Y esto que el crecimiento del intercambio es constante. Somos una potencia comercial en el mundo y nuestra influencia hacia el Sur será cada vez mayor si hacemos crecer la presencia económica de empresas y productos mexicanos. Es natural que la tendencia acrecer nuestros mercados se enfoque hacia allá. Sin embrago las dificultades financieras y políticas han retrasado el proceso, como en el caso de las relaciones con Venezuela, Argentina y aun Brasil. Sin embrago nuestras relaciones con Chile, Colombia y Peru pasan por un momento de crecimiento en el intercambio comercial, turístico y social. Nuestras relaciones con los países hermanos del Sur estarán cada vez más marcadas por los intereses económicos y menos por afinidades políticas. Ha llegado la hora de replantear nuestra política exterior con América Latina y el Caribe para impulsar una nueva etapa caracterizada por el fomento a las inversiones mexicanas en el exterior, por el impulso a nuestras exportaciones y por el crecimiento del flujo de personas en la región. Es muy sano que muchos suramericanos vengan, visten, trabajen y vivan aquí y que muchos mexicanos vayan a aquellos lugares. También es deseable la llegada de empresas suramericanas a México lo que genera un mayor intercambio de capitales. En poco tiempo seguramente veremos el surgimiento de proyectos que involucren cada vez más intereses de varias naciones de la región.