sábado, 23 de junio de 2012

Fiasco para meditar

El jueves las autoridades federales anunciaron pomposamente que se había detenido en Zapopan, Jalisco a Jesús Alfredo Guzmán Salazar, “presunto hijo de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo Guzmán”. Lo que mereció titulares de prensa, felicitación de la DEA y presentación de los detenidos de la forma ominosa y ofensiva del principio de presunción de inocencia al que nos tiene acostumbrados este gobierno. Sin embargo, el viernes, al filo de las diez de la noche, la PGR reconoció que se trataba de un error. "Tras realizarse las pruebas necesarias para conocer su identidad, se ha llegado a determinar que los presentados son Félix Beltrán León y Kevin Daniel Beltrán Ríos, de 23 y 19 años de edad, respectivamente”, informaron las autoridades. El hacer de la actividad policial un botín político es un error de gobierno. Convertir a las detenciones de personas que son investigadas en espectáculos que hacen culpables a los presentados es una violación a la dignidad personal y a las normas constitucionales. Convertir las imágenes de los detenidos en publicidad oficial es inmoral por decir lo menos. Usar estos mecanismos para obtener un beneficio político es una ofensa intolerable. Prácticas como esta, son razones suficientes para afirmar que la lucha contra la ilegalidad no debe pasar nunca por encima de las libertades y los derechos de las personas inocentes. Significa atacar a la delincuencia con ilegalidad, pisoteando derechos que los ciudadanos debemos defender con vigor. El fisco le dio la vuelta al mundo. La policía mexicana ha sido incapaz de identificar a una persona ANTES de presentarla como detenido. Es realmente vergonzoso, y más aun si consideramos que el hecho sucede a nueve días de las elecciones federales. Significa que antes del profesionalismo está el afán publicitario que pueda acreditar prestigio al gobierno. Más condenable aun es que algún candidato se pronunciara respecto al hecho como un logro del gobierno, para lograr objetivos electorales. El Gobierno de Felipe Calderón ató su suerte a la lucha anticrimen que ha costado ya más de 60, 000 muertos y el repudio de amplios sectores de la sociedad. A unos días de la elección vale la pena meditar respecto a la forma como este gobierno emprendió una acción policiaca apalancada en la publicidad y la propaganda. Es claro que los ciudadanos emitiremos el voto tomando en cuenta el problema más importante de México: la impunidad reinante. Lo haremos muy a pesar de que las campañas políticas hayan dejado de lado un necesario debate sobre el tema. Es realmente lamentable que ante la ola de violencia y crimen la narrativa de las campañas a la presidencia se quedaran en la superficialidad y que las propuestas fueran tan insulsas todas. El próximo gobierno tendrá la obligación de corregir esta enorme cadena de fiascos.