sábado, 17 de noviembre de 2012

¿A los jóvenes o a los viejos?

Mitigar la desigualdad en México es el desafío más importante que enfrentará el gobierno de Enrique Peña Nieto. El índice de Gini que muestra el nivel de desigualdad en América Latina señala una tendencia hacia la mejora, aun en el caso de México en donde la disparidad es enorme, los signos son alentadores. Esto ha sido producto de las políticas que han invertido recursos en las personas, sobre todo en la educación de los niños y jóvenes, junto a la estabilidad macroeconómica y la disminución en la tasa de crecimiento de la población. El sentido común indica que hay que reforzar estas acciones en la nueva administración que inicia en unos días, y seguramente escucharemos anuncios en ese sentido en el discurso de toma de posesión del próximo 1 de diciembre. Pero de lo que poco se habla es que los recursos crecientes que demanda la educación de la juventud, indirectamente se los restará a la otra gran demanda: la de la atención a la creciente población mayor que requiere de gastos en salud y pensiones dignas. Por eso, el gobierno, al tener esta doble presión, no tiene más camino que fortalecer los ingresos de la hacienda pública mediante reformas que se traduzcan en un mayor pago de impuestos. Además, hay que sumar el riesgo que nuestro país tiene al depender su gasto público en casi 25% de los ingresos petroleros, con un sistema que hace inviable el crecimiento corporativo de Pemex. Así Enrique Peña Nieto trabaja en presentar una propuesta política que incluya mejoras a la educación y la salud, y al mismo tiempo implique un cambio al sistema fiscal que libere a Pemex, permita la explotación del gas shale, y aumente los ingresos federales y estimule la recaudación de estados y municipios. Se trata de una gran reforma, no de varias, sino de partes de una misma política que se puede resumir en el fortalecimiento del papel rector y promotor del estado mexicano enfocado al crecimiento económico. Esta propuesta no es nueva, en esencia son las mismas ideas barajadas desde hace lustros, pero que ahora tendrán suficiente respaldo político, y las condiciones de estabilidad económicas para llevarse a cabo. Sin embrago no todo será miel sobre hojuelas, porque la amenaza del precipicio fiscal en Estados Unidos puede ser letal para México, y la inestabilidad en Europa también puede producir efectos nocivos aquí, así que la propuesta y su aprobación ahora tiene presión y prisa por instrumentarse, por lo que algunos tratarán de poner caro su apoyo. De cualquier forma la disyuntiva de apostar en el gasto en los jóvenes o en los viejos, parece sencilla al inclinarse por la educación, pero sin una solución a la insolvencia de la seguridad social, puede ser una quimera. Peña no puede dejar de atender los dos extremos.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Doctor, me gusto mucho su artículo, saludos.

Unknown dijo...

Gracias. Te mando un abrazo!!

Unknown dijo...

Gracias. Te mando un abrazo!!