sábado, 3 de diciembre de 2011

Qué pasa en Europa

La crisis de la eurozona está en su punto crucial luego de muchas dilaciones la próxima semana se define el futuro económico de esta región del mundo. Los problemas de Europa pueden contagiar al mundo si se produce una falta de pago de gobiernos y bancos. Vale la pena repasar el origen de estos desequilibrios: en los últimos lustros países como Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España fueron los principales consumidores de la eurozona, gastaron más que sus ingresos y mantienen un déficit de cuenta corriente cada vez mayor. Entretanto, Alemania, los Países Bajos y Austria fungieron como principales productores, con gastos inferiores a sus ingresos y un superávit de cuenta corriente. Una historia que los mexicanos ya conocemos y condujo a devaluaciones recurrentes en décadas pasadas. En Alemania, como en Estados Unidos en los noventa, el costo laboral real se redujo porque los salarios crecieron menos que la productividad y esto condujo a una depreciación en términos reales y a un aumento del superávit de cuenta corriente; mientras que en las otras naciones los ocurrió lo contrario. En Irlanda y España, el ahorro privado se derrumbó y las burbujas inmobiliarias impulsaron el consumo excesivo junto a un déficit fiscal enorme. La acumulación de deuda de las familias y de los gobiernos se volvió inmanejable cuando estallaron las burbujas inmobiliarias y en países como Grecia el déficit de cuenta corriente y el déficit fiscal se hicieron insostenibles. Estas naciones fueron menos competitivas, y ahora deberán pasar años de austeridad que reduzcan el costo laboral unitario y logren una depreciación en términos reales por medio del ajuste de precios. La medicina es muy amarga y puede ser contraproducente porque la reducción del gasto del gobierno produce decrecimiento, desempleo y destrucción de riqueza. Países como Italia, Irlanda y España se enfrentan a una paradoja: un gran aumento del ahorro con excesiva rapidez conduce a más recesión y hace todavía más difícil de sostener la carga de la deuda. Si quedan atrapados en una trampa deflacionaria de elevado endeudamiento, caída de la producción, pérdida de competitividad y déficit externo estructural, en algún momento encontrarán atractiva la cesación de pagos y el abandono de la eurozona, pensando que podrían revitalizar el crecimiento económico y la competitividad por medio de una depreciación de sus nuevas monedas nacionales. Un hecho así provocaría un golpe mayor al de la caída de Lehman Brothers en 2008. Por eso, una opción que se ha usado hasta ahora es subsidiar a los llamados países periféricos de Europa para que se queden en un estado de crecimiento lento con poca competitividad. Esto obligaría a aceptar grandes quitas de deuda, y a transferir enormes sumas de dinero para impulsar los ingresos de la eurozona mientras su producción siga estancada. Pero una solución así es ahora políticamente imposible por la actitud del electorado alemán y las presiones de Estados Unidos. Con este panorama la solución de fondo es una verdadera integración económica, fiscal y política europea que tendría con enormes consecuencias sociales y políticas. Ese es el tema en los próximos días, en Marsella los líderes europeos decidirán si asumen la integración de fondo o dejan avanzar a los países periféricos hacia su salida. Lección para México: hora de reformas estructurales y mayor integración económica con Estados Unidos y Canadá.

No hay comentarios: