sábado, 30 de julio de 2016

El mensaje de Hillary Clinton

Hillary propuso un manifiesto con valores frente a la demagogia del candidato republicano. En un tono de unidad y orgullo presentó una visión de fuerza y optimismo, probablemente para contrastar con el tremendismo pesimista de su contrincante. El discurso contiene una propuesta concreta para hacer que la economía funcione de una forma más justa. Hacer que la economía funcione bien para todos y no solo para unos cuantos dijo con fuerza. Esto por la sensación de creciente desigualdad que los estadounidenses tienen a partir de sus enormes recelos al sector financiero. La frase de no dejar que Wall Street destruya Main Street lo pinta claro. Al colocarse más a la izquierda en sus planteamientos económicos hizo suyos muchos de los argumentos de Sanders. Entre los más destacados está la propuesta de un salario mínimo de quince dólares la hora y el recelo de los “malos acuerdos comerciales”. Así toca los oídos de los miles de trabajadores irritados por el traslado de plantas industriales a China y México, muchos de los cuales respaldan a Trump. El reconocimiento a la administración Obama: "Nuestra economía es mucho más fuerte que cuando él tomó la oficina," dijo, "Casi quince millones de nuevos empleos en el sector privado. Veinte millones de estadounidenses con seguro de salud. Y una industria automotriz que acaba de tener su mejor año. Eso es un progreso real “. Para matizar luego: ”He escuchado de muchos de ustedes que se sienten como la economía no está funcionando. Algunos de ustedes están furiosos, frustrados… ¿Y saben qué? Tienen razón. Todavía no está funcionando como debería.” Pero se refería más un tema cualitativo: ”Creo que nuestra economía no está funcionando como debe, porque nuestra democracia no está funcionando como debería." Y suelta el juicio ético a las compañías: "Es un error tomar recortes de impuestos con una mano y dar cartas de despido con el otro.” Clinton anunció además sus propuestas políticas en un sesgo más progresista en lo que pueden ser las frases más provocativas “Si crees que las empresas deben compartir sus ganancias con sus trabajadores, no solo con bonos a los ejecutivos, únete a nosotros. Si crees que el salario mínimo debe ser un salario digno, y que nadie que trabaje tiempo completo debería criar a sus hijos en la pobreza, únete a nosotros. Si crees que cada hombre, mujer y niño en Estados Unidos tiene derecho a servicios de salud asequibles, únete a nosotros. Si crees que debemos decir no a tratados comerciales desleales, que debemos hacer frente a China, que debemos apoyar a nuestros trabajadores…, únete a nosotros. Si crees que deberíamos ampliar la seguridad social y proteger el derecho de la mujer a tomar sus propias decisiones para el cuidado de la salud, únete a nosotros. Y, sí, crees que su madre trabajadora, esposa, hermana o hija merece la igualdad de retribución, únete a nosotros. Vamos a hacer que esta economía funcione para todos, no sólo los que están en la cúspide.” Clinton hizo un manifiesto a la igualdad como valor esencial del momento político de Occidente. Por eso nos puede sonar muy adecuado a nosotros los mexicanos, como puede serlo para los franceses, ingleses, chinos hindúes y de la mayoría de las naciones democráticas. También se dio tiempo y gusto en atacar a Trump. Desde sus fracasos e incumplimientos de contratos en Atlantic City hasta la egolatría de las Trump Towers en muchas partes del mundo, hasta la base ética de su actividad como hombre de negocios. Para México el mensaje contuvo dos ideas significativas: una que la reforma migratoria está en la agenda, para granjearse el voto latino. Y que la revisión del Tratado de Libre Comercio también lo está, para ganar votos de los trabajadores de cuello azul de la industria. Esas son las razones prácticas detrás de las frases y no habrá que sacarlas de contexto. La propuesta esperanzadora del yes we can se transforma en una convocatoria para la acción conjunta, frente al iluminismo personal del candidato republicano. Es una propuesta de una nueva ética de la igualdad en la nación del capitalismo más salvaje. En pocas palabras, Clinton entregó a su partido una propuesta progresista, mucho más liberal de lo que se esperaba, quizá la más éticamente enfocada a la izquierda desde los tiempos de Roosvelt.

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