sábado, 9 de julio de 2016

El odio racial en Dallas y el robot asesino

Micah Xavier Johnson, hombre de 25 años es presentado como el presunto responsable del homicidio de cinco policías en el centro de Dallas el jueves pasado. Este hombre que al parecer actuó en solitario fue abatido por la policía mediante un artefacto explosivo colocado en el brazo de un robot que se acercó estratégicamente para quitarle la vida, luego de algunas horas de negociaciones. El jefe de la policía de la ciudad texana el viernes por la mañana declaró que "No vimos ninguna otra opción que utilizar nuestro robot bomba y colocar un dispositivo en su extensión para detonarlo donde estaba el sospechoso,"..."Otras opciones habrían expuesto a nuestros oficiales a un grave peligro. El sospechoso ha fallecido ... a causa de la detonación de la bomba " El hecho que la autoridad policial decida utilizar robots para abrir fuego contra objetivos es un hecho sin precedente, y plantea muchas aristas tanto desde el punto de vista legal como ético. Hasta ahora, el uso de artefactos de alta tecnología habían sido usados en la guerra para producir daños controlados. Pero la operación en la vida civil se había limitado a levantar información, detectar explosivos, labores de contención o defensivas, pero ahora se ha abierto una nueva etapa en donde un mecanismo sofisticado de control remoto es usado para matar a una persona. En el protocolo de actuación policial normalmente esta justificado usar la fuerza letal cuando hay una amenaza contra un miembro de la corporación, y en este caso la había, por lo que la justificación en el uso de la fuerza letal directa aparentemente existió, lo realmente novedoso es que se decidió usar esta fuerza mediante un mecanismo robótico. Pero el debate sobre el uso de estos mecanismos se da porque precisamente hace unos días se publicaron informes de muertes de civiles producidas por las fuerzas armadas de Estados Unidos mediante el uso de drones. En el caso militar la acción es explicable por la realización de misiones que implican dominio sobre fuerzas enemigas, pero en el caso de las policías el trabajo es totalmente distinto porque se trata de proteger a las personas, incluso a los mismos delincuentes. Por lo que el uso de la fuerza letal solo está prescrito cuando hay una amenaza inminente contra los oficiales. Y muchas veces malos policías usan fuerza letal aunque la amenaza no es inminente como en el caso de los asesinatos de los hombres de color en las ultimas semanas a manos de policías y que han despertado el odio racial. Incluso pudiéramos preguntarnos si luego de las negociaciones con Xavier Johnson, éste significaba un riesgo inminente para los oficiales que estaban hablando con él, y por tanto se justificaba detonar la bomba situada en el brazo del robot. Seguramente este caso abrirá un debate para establecer cuales son los límites del uso de la fuerza letal de robots en las acciones que la policía desarrolla con la población civil. Pero mientras estos extremos se resuelven en los tribunales o en el Congreso, los hechos delictivos que se cometen por racismo son cada vez más frecuentes y ponen en evidencia la necesidad de trabajar más profundamente en contra de la discriminación. El odio racial que parece escalar en hechos delictivos en diversas ciudades de los Estados Unidos, representa uno de los mayores desafíos políticos y de gobierno para la nación más poderosa del mundo. Ahora ha dado lugar al uso de armas más sofisticadas por parte de la policía, pero la solución no está en el uso de la fuerza, sino en el uso de la razón. El desempeño policial está siempre bajo el escrutinio público, pero ahora se enfrenta a un dilema más profundo: el peligro terrorista real en la sociedad civil como una amenaza constante, y la defensa de los derechos de los ciudadanos. Las policías están para defender la dignidad de las personas y usar la fuerza solo en casos extremos.

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