domingo, 20 de noviembre de 2011

Sobre la Revolución, Para Víctor Wario

La revolución Para Víctor Wario Romo Estas palabras están dedicadas a rendir tributo a la memoria y la obra de un periodista comprometido con su tiempo y sus ideas. Sean un homenaje a la congruencia profesional demostrada a lo largo de su fructífera vida. Queda su obra, sus palabras, sus escritos muchos de los cuales fueron vertidos en las páginas de este diario. Al conmemorar 101 años del inicio de la Revolución Mexicana, nuestro País vive una etapa de debilidad en sus instituciones que nos obliga a repensar el futuro que vamos a construir. Para honrar el valor de los mexicanos que dieron su vida por la Patria, debemos fortalecer el compromiso con la nación, en momentos en que los ciudadanos reclaman de las autoridades eficacia y honestidad. Tenemos la oportunidad de revertir el deterioro social que vivimos si nos ponemos de acuerdo todos, para anteponer los intereses generales y terminar de una vez por todas con la pobreza indignante y los privilegios indebidos. Quienes tenemos la responsabilidad de escribir sobre temas públicos estamos obligados a plantear soluciones escuchando previamente a los ciudadanos. Debemos velar por preservar y engrandecer nuestras libertades, comenzando por la de expresar las ideas. Como lo hizo Víctor Wario. Francisco I. Madero, Emiliano Zapata, Francisco Villa, Venustiano Carranza y el General Álvaro Obregón supieron contar con el pueblo, ordenar su fuerza y darle rumbo a su lucha. A nuestra generación corresponde escuchar a la gente, fortalecer el estado de derecho y crecer para que no haya mexicanos, ni jaliscienses, viviendo en condiciones indignas. Describir la realidad en palabras es también una forma de lucha. Entre los países de la OCDE, el nuestro ocupa el penúltimo lugar en calidad de vida; el penúltimo en desigualdad y el último en desempeño escolar. Ante estos hechos, quienes sostenemos una ideología democrática con sentido social, estamos obligados a luchar por la igualdad, la eficacia y la honestidad en los asuntos públicos. Estamos obligados a describir los hechos y denunciar los abusos. Para que las autoridades enfoquen su esfuerzo en las tareas de gobierno y en la eficacia de la administración, separándolos de las luchas electorales. Los ciudadanos reclamamos políticos profesionales, serios, eficientes, honestos que amen profundamente a nuestro País y sean capaces de dejar de lado sus intereses particulares y partidistas. Exigimos resultados tangibles, y los que hay, no son suficientes. Por eso necesitamos que las fuerzas sociales, el sistema productivo y las fuerzas políticas se pongan de acuerdo para preservar lo valioso y enfocar las disputas políticas a una dimensión de coyuntura. La pluralidad supone unidad en lo fundamental. El debate de las ideas implica mantener el respeto para alejase del encono y la discordia. Nosotros a seguir, Víctor a crecer en el recuerdo duradero de las obras plenas de valor humano.

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