sábado, 30 de julio de 2011

Gobierno en crisis

Gobierno en crisis
Luis Salomón
La administración de Felipe Calderón nunca imaginó lo complicado que sería el último tramo del periodo de gobierno. En el campo económico se preveía una recuperación plena del golpe de 2009, al grado que se pronosticaba un crecimiento de más 5% en el producto interno bruto y una expansión del mercado interno; en el campo social una reducción de la pobreza cuyo rasgo fundamental es el crecimiento de los servicios de salud; en el espacio de la gobernabilidad se esperaba una disminución de la violencia derivada de la acción en espacios tan conflictivos como Chihuahua, Michoacán o Guerrero; mientras que en el campo político un espacio para el crecimiento de los aspirantes panistas auspiciados por el Presidente para sucederlo en el cargo. Luego de unos cuantos meses la situación es bien distinta: la crisis financiera en Estados Unidos y Europa está repercutiendo en el crecimiento de nuestra economía, al grado que se espetan consecuencias muy negativas en el caso de que Obama no logre una aprobación del Congreso para aumentar el límite de endeudamiento de aquella nación. Mientras que hace dos días se anunció el crecimiento de la pobreza en México según la propias cifras oficiales poniendo en evidencia la fragilidad de los programas sociales de la administración; La violencia no cede y las manifestaciones sociales de inconformidad crecen como en el caso del movimiento de defensa de los migrantes o el movimiento de Sicilia en pro de la paz con dignidad. Y finalmente en la política partidista el Presidente no tiene candidatos fuertes que oponer a PRI y al PRD por lo que parece obligado a pactar con fueras de su partido para aceptar a Santiago Creel o Josefina Vázquez como candidatos, y luego con otras fuerzas para fortalecer una opción viable electoralmente. En todos los frentes la situación se torna amenazante. Las opciones son muy reducidas: no es posible influir en la crisis financiera global, la pobreza no puede revertirse en el corto plazo, la violencia ha salido de control y las perspectivas electorales del partido en el gobierno son muy sombrías. Ante este panorama el Presidente inicia el ultimo tramo de su gobierno con enormes riesgos. Para muchos sus actitudes comienzan a dar signos de frustración y emotividad profunda. En un sistema presidencialista como es el nuestro esta situación es riesgosa por el enorme poder de que aun dispone la institución presidencial. Es el momento de la verdadera prueba para el equipo que encabeza Felipe calderón. Es el momento de anteponer consistentemente el interés de México a cualquier deseo, afinidad o preferencia. Es tiempo de fortalecer a las instituciones y provocar unidad de criterios en los aspectos fundamentales. Es la hora de la política de estado por encima de la lucha electoral.

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