sábado, 24 de enero de 2015

Obama, de la esperanza a la igualdad

Cuando Barack Obama planteó en su campaña electoral para llegar a la presidencia de los Estados Unidos la esperanza de un cambio nunca imaginó que el derrotero del poder lo llevaría a tomar decisiones militares y económicas tan alejadas de sus planteamientos. Seguramente tampoco se planteó la posibilidad de que sus adversarios republicanos le arrebataran el control del Congreso y que infringieran a su partido la mas dolorosa derrota electoral en unas elecciones intermedias. La capacidad política de Barack le ha llevado a revolverse de los golpes y salir airoso. Ahora en el discurso del estado de la Unión ha planteado a los Estados Unidos un cambio de era producto de una verdadero cambio que pasa por la economía que ahora crece como ninguna otra economía desarrollada en el mundo, con una fuerza global sostenida con vigor, pero que supone mucho menos costo militar; con un tono democrático que acepta el destino político pero que reclama el derecho de imprimir su sello a la historia. No es casual que Thomas Piketty el renombrado economista francés que ha puesto el tema de la desigualdad en el centro del debate económico en estos años haya aplaudido a Obama luego de su discurso. Lo hizo porque el presidente llevó su narrativa política precisamente a plantear a su país un cambio de modelo que mira más a la equidad que a la salvaje libertad plena que ha provocado que algunos lleguen a afirmar que la cohesión social en Estados Unidos ha tocado fondo. Ha planteado nuevos impuestos a los más ricos, ha insistido en políticas de salud más igualitarias y ha reforzado su visión transformadora de la economía para provocar un sistema más sustentable y respetuoso del planeta. Hacia el final de su mandado Obama apela otra vez a la esperanza de un cambio. Pero ahora lo ha llenado de un contenido específico que tiene a la igualdad como eje. El país más fuerte del mundo ahora resurge de una crisis iniciada en 2008, retoma el liderazgo gomal y se plantea una reforma con sentido social. Para los europeos y asiáticos resulta seguramente sorprendente que mientras sus economías están sumergidas en procesos de ralentización, los americanos van encabezando (otra vez) el sentido de una transformación económica y social. A Obama lo van a extrañar mucho cuando se vaya. Su figura habrá de crecer mucho, entre otras cosas, por su visión política de plantear rumbos aunque solo alcance a señalarlos. El mundo ha iniciado un debate global en los factores de decisión, a partir del agotamiento del modelo neoliberal. La idea de valor central es la igualdad. El derecho a un mínimo de oportunidades. Sobre la dignidad de la persona respecto al poder político y económico. En ese debate, parece mentira, los americanos ecabezados por Obama han tomado una iniciativa que puede significar el mayor legado del presidente que llegó de Chicago diciendo “Yes, we can”. Entonces la fuerza estaba en la esperanza de cambio, y ahora la ha llenado de contenido: el cambio es hacia la equidad como derecho más eficiente.

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