domingo, 18 de enero de 2015

Terrorismo

El bienestar se socava con el terror. Las acciones de los activistas que llaman a la yihad sembrando la muerte de inocentes son golpes al modelo del estado de bienestar. Cada disparo llega al corazón de la estructura de las instituciones que consagran la libertad de los individuos. Aunque aparentemente se justifican por supuestas razones relacionadas con la religión, en realidad están dirigidas a establecer una guerra contra la dignidad de la persona humana. Son estallidos desgarradores que pugnan por un poder absolutista que desprecia profundamente la libertad. Son tiros contra la diversidad. Golpes a la multiculturalidad. Amagos que retan al imperio económico y militar que significan los Estados Unidos por una parte y Europa por el otro. Cada golpe del terrorismo abre la tentación de fortalecer la capacidad del Estado para intervenir cada vez más en el ámbito privado de las personas. El peligro del terrorismo no está solamente centrado en el riesgo de los ataques islamistas, sino quizá, la verdadera amenaza es la reacción de los gobiernos que se plantean intervenir en las comunicaciones de la red. En las facultades que trastornan nuestra vida pacífica. En la tentación de vivir siempre en un situación de miedo. En cambiar la forma de vida. El ataque a la redacción de la publicación parisina es un incentivo para quienes quieren restringir las libertades. No es casual que en el encuentro del presidente Obama con el Primer Ministro del Reino Unido uno de los temas fue la propuesta de abrir la puerta para que las autoridades puedan intervenir en las bases de datos de empresas como Google o Facebook. Tampoco es casual que ahora se ha establecido un nuevo tono bélico en Francia y en el resto de Europa. Ahora mismo estamos en el inicio de una nueva etapa del combate al terrorismo que seguramente llevará a una intervención militar en Irak y las zonas ocupadas por el Estado Islámico en Siria. Estamos en el inicio de un proceso de endurecimiento de la política de seguridad en los Estados Unidos. Es muy probable que veamos episodios de una historia que puede afectar la economía y la vida de millones de personas. Es hora de cuidar las libertades en cada nación. Es tiempo de estar atentos para medir los efectos de los disparos de Paris. Han muerto periodistas inocentes y se ha dañado la estructura del estado de bienestar que cada vez se muestra más agotado. En México habría que cuidar aun más la seguridad de las fronteras y profundizar la lucha contra la impunidad. Quizá la mejor respuesta al brutal asesinato sea levantar la voz como en aquel manifiesto famoso para decir hombre libres del mundo unidos.

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