sábado, 30 de agosto de 2014

La prudencia de Obama

No tenemos una estrategia. Fueron las palabras que declaró el Presidente de los Estados Unidos al ser cuestionado respecto a a la crisis producida por el movimiento llameo Estado Islámico en Irak y Siria. No solo eso sino que al mismo tiempo la situación en Ucrania se ha vuelto más compleja al darse a conocer imágenes de la OTAN que muestran fuerzas rusas penetrar en las fronteras de su vecino y al ser capturados soldados de esa nación por parte de las fuerzas de Kiev. En los Estados Unidos hay ya muchas voces que reclaman elevar el volumen de los tambores de guerra y presionan a la Casa Blanca a tonal acciones, ese es el contexto en el que el Presidente Obama responde: primero debemos tener una estrategia planeada por el pentágono y luego el Presidente decidirá. Una forma de decir que están en un proceso para ganar tiempo antes de considerar acciones bélicas. Pero la respuesta no se hizo esperar, para los sectores más conservadores fue una muestra de debilidad o de improvisación, por lo que en muchos medios se han publicado opiniones y decoraciones llamando a que los Estados Unidos tengan una actitud más firme. En realidad la situación en medio oriente como en Ucrania es muy compleja: Una acción militar concertada en Irak puede abrir la puerta a un conflicto que puede escalar y conducir a estallidos violentos de grupos radicales en otras naciones árabes. Incluso puede tensar aun más la situación con Rusia. La prudencia de Obama no es gratuita, hay suficientes razones para estudiar detenidamente la situación y hacer uso de la diplomacia para ganar aliados en el caso de una acción militar. En el caso de Ucrania la situación es aun más complicada porque los aliados europeos están dividíos respecto al incremento y alcance de las sanciones que se anunciarían contra Rusia producto de de sus acciones militares luego de la anexión por la fuerza de la península de Crimea. El suministro de energía rusa a Europa es un tema sensible, así como las ventas y las inversiones que los europeos hacen en Rusia. El resultado es alargar el tiempo en la toma de decisiones lo que produce un desgaste en la imagen del gobierno, de la administración y del Presidente. Lo que decida en estos dos asuntos puede marcar para siempre su gestión, y el lo sabe muy bien. En ambas no hay margen para equivocarse porque las consecuencias pueden ser enormes. Toda guerra internacional implica un cambio en las fuerzas geopolíticas, y en ambos casos los actores tienen suficientes argumentos económicos y sociales para ser escuchados con atención por parte de las naciones que ejercen la supremacía militar. Ante eso El Presidente Putin sigue con su estrategia de avanzar y tensar la liga para obtener mejor posición. Y lo mismo parece suceder con las fuerzas del Estado Islámico que poco a poco buscan consolidar sus posiciones y avanzan en una estrategia de difusión en las naciones árabes. Cada día es espacio para la prudencia de Obama se reduce.

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