domingo, 15 de junio de 2014

Cambio tecnológico en las escuelas

En la mayor parte de las aulas de educación básica se vive un choque cultural y un cambio de modelo. Un enfrentamiento entre las expectativas de los jóvenes y los métodos tradicionales de enseñanza. Un cambio que se gesta para permitir la educación que fomente la multi tarea y la personalización de la forma de adquirir habilidades. Esa confrontación puede explicar, en parte, los malos resultados que tenemos en el desempeño medido por los indicadores internacionales como PISA. Ese choque tiene que ver con la forma como se incorpora la tecnología a la educación. Y lo primero que salta a la vista es que las herramientas tecnológicas no están presentes o no son aprovechadas adecuadamente en las aulas. Es decir el sistema educativo está rezagado en la aplicación tecnológica cuando debiera ser la vanguardia. La inmensa mayoría de los jóvenes de nuestra ciudad saben usar la tecnología de un teléfono interactivo conectado a internet, pero el sistema con el que aprenden en clase muy poco tiene que ver su aprovechamiento. Hoy la mayor parte de los obreros están sujetos a mecanismos de medición de su desempeño que están asociados a la computación, desde los accesos electrónicos de las fábricas hasta los reportes de actividades que se realizan para cambiar el turno en una línea de producción, o la simple medición de superficies y volúmenes en una obra. El mundo del trabajo impone un uso cada vez más intensivo de la tecnología mediante una enorme cantidad de aplicaciones presentes mediante la telefonía y la computación. Y es el mundo del trabajo es que está imponiendo el cambio en las escuelas. Pero los sistemas de enseñanza están muy por detrás del enorme potencial que tiene el uso de estas herramientas en clase. Los mismos contenidos y la forma en que se estructuran los planes y programas se constituyen en barreras. Hoy como nunca la educación puede personalizarse mediante herramientas en línea y los mecanismos de evaluación pueden ser mucho más precisos y permitir avances a mayor velocidad. Hace pocos días un amigo refería como en una escuela en la periferia de Madrid, una escuela patrocinada por Microsoft, asumía un sistema en que cada alumno puede avanzar a un ritmo distinto y decidir los contenidos que estudia y cuando los estudia. Con lo que se ven trabajando juntos a niños de distintas edades con contenidos distintos a velocidades distintas al mismo tiempo. Y los maestros se convierten en monitores y orientadores de los avances de la educación en línea, más que en directores que marcan un contenido uniforme a cada grupo. La enseñanza en línea puede hacer que en muy poco tiempo la brecha digital se reduzca en nuestros niños y jóvenes, pero para ello es necesario modificar los sistemas, programas y actividades que se desarrollan en las escuelas, al mismo tiempo de dotarlas de equipos individuales para cada alumno. Más que aulas en línea, necesitamos profesores y alumnos en línea. Pareciera una meta ambiciosa, pero si observamos con cuidado, cada día es más frecuente que un niño de más de doce años posea un teléfono celular en nuestra ciudad. Es frecuente en casi todos los segmentos sociales. La personalización del contenido contribuye a que cada alumno pueda progresar en su propio nivel y ser distribuido a un costo bajo. Se puede beneficiar a los estudiantes que abandonan la escuela, al estudiante talentoso pero que se aburre, y a los niños con necesidades especiales de todo tipo. Todos ellos pueden avanzar a su propio ritmo. Pero para que esto sea posible es necesario pensar que el solo equipamiento no cambia la educación si seguimos enseñando con metodologías del siglo XX. Cambiar un pizarrón por una pantalla no hace avanzar la educación, sino que la clave está en cambiar la mentalidad del maestro, flexibilizar los programas y abrir la posibilidad de que cada alumno pueda usar las herramientas digitales con libertad para obtener conocimientos y habilidades. La tecnología en las aulas no entra por los equipos sino por la mente de los profesores y directivos. En nuestra ciudad la industria electrónica establecida tiene un gran papel que desarrollar para apoyar un proceso como este y convertir a Guadalajara en la vanguardia de la ecuación en línea de América Latina.

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