sábado, 25 de mayo de 2013

Guadalajara debe ser modelo urbano

La urbanización desordenada amenaza la calidad de vida de los habitantes de Guadalajara. Las políticas públicas que confrontan los mercados y la debilidad institucional han provocado que las grandes ciudades de México, como la nuestra, sean ineficientes y poco sustentables. Sin embargo, ahora esta ciudad tiene la oportunidad de convertirse en el modelo a seguir en el proceso de repoblamiento sostenible, por sus condiciones y la confluencia de visión en las políticas federales, estatales y municipales en la materia. Para ello hay que incidir en la normatividad con medidas que incentiven aceleradamente la reconversión urbana para hacer sostenible la ciudad. Esto es posible mediante una gestión eficaz del uso del suelo que permita el acceso confiable y asequible a los servicios de agua, salud, transporte y educación que brinda una ciudad como la nuestra, al mismo tiempo que permita reducir los factores contaminantes del aire y el agua. En informes recientes del Banco Mundial respecto al debate entre construir más ciudades y reconvertir de buena manera las ya existentes, ha quedado de manifiesto que continuar con el modelo de baja densidad y trasporte individual es insostenible. Los criterios atendibles para que Guadalajara se reconvierta en una ciudad sostenible implica focalizar las acciones en la planificación, la conexión y el financiamiento. Las autoridades han de construir pautas normativas, fiscales, técnicas y políticas que estimulen el repoblamiento ordenado. Entre ellas la planificación de la gestión del uso del suelo es prioridad porque al definir con claridad los derechos de propiedad e implementar sistemas eficaces de uso del suelo que vayan coordinados con la infraestructura, especialmente el transporte, las autoridades pueden ayudar a que las ciudades atraigan inversión privada, conecten a las personas con los puestos de trabajo, reduzcan los riesgos ambientales y sociales y disminuyan la vulnerabilidad a las catástrofes naturales. Junto a ellos es necesario reformar las normas de edificación y los reglamentos de uso de los espacios públicos. Ahí está la clave. Dado que el reordenamiento de la ciudad de México será necesariamente lento, Guadalajara y otras ciudades de menor tamaño tienen la gran oportunidad de cambiar el modelo, para hacer mucho más eficiente el uso de la infraestructura disponible y estimular la construcción de vivienda vertical en los corredores de movilidad y en puntos que permitan que los habitantes no pierdan la mitad del día yendo y viniendo del trabajo. Aunque no hay una receta modelo para manejar la urbanización rápida, hay algunos casos de éxito que sirven de guía. Por ejemplo, Seúl triplicó su población entre 1960 y 2000. Sus autoridades se adelantaron haciendo público el valor del suelo en cada zona al igual que sucedió en España, para regular el mercado. Al mismo tiempo, el gobierno apoyó la construcción de rascacielos residenciales para absorber la creciente población y desarrolló el transporte masivo. En Singapur y Japón trataron el transporte público como parte esencial de los planes de uso del suelo y, como resultado, tienen ahora altos niveles de eficiencia en el consumo de energía. Para financiar esta reconversión rápida se requieren importantes inversiones que permitan la construcción de sistemas eficientes de transporte, suministro de agua, manejo de desechos sólidos y tratamiento de las aguas. Pero los mayores ingresos por impuestos que implican los proyectos privados hacen la financiación más sostenible. Ahora con los proyectos de tren ligero y BRT que se incuban en la ciudad se abren oportunidades para estimular la construcción de una mejor oferta de vivienda. Las autoridades municipales y estatales tienen la oportunidad de aprovechar los mercados inmobiliarios y desarrollar estrategias para generar instrumentos financieros apalancados en sus reservas. Estos modelos no son nuevos; en la India, la ciudad de Mumbai, subastó una reserva de tierra en el nuevo centro financiero, el Complejo Bandra-Kurla, y le generó más de mil millones de dólares. En Turquía la ciudad de Estambul se deshizo de una vieja estación de trenes y un edificio de gobierno en 2007 que produjo mil quinientos millones de dólares y la propia ciudad de México ha generado grandes proyectos de desarrollo inmobiliario en el corredor Reforma y en Santa Fe que han multiplicado la recaudación de impuestos y derechos. Guadalajara debe manejar el proceso de reconversión urbana sostenible ahora con medidas ambiciosas usando sus reservas territoriales y estimulando grandes proyectos urbanos que transformen la ciudad con espacios más propicios a la convivencia.

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