miércoles, 2 de marzo de 2011

Recuperar el estado de derecho

La sociedad mexicana deja de tener disposición para cumplir las normas porque la impunidad y los poderes de facto crecen. Ahora la seguridad privada es un negocio floreciente que al crecer, pone en evidencia la debilidad de las instituciones públicas encargadas de brindar certeza.
La aplicación de las sanciones a delincuentes es irrisoria ya que sólo el 7% de los delitos denunciados culminan con condena a los culpables.
El sistema de procuración de Justicia, los tribunales y las cárceles son una muestra de ineficiencia y corrupción sistemática.
Vivimos una crisis de confianza en las instituciones que se refleja en falta de solidaridad con los asuntos públicos.
En Jalisco las autoridades estatales y municipales están concentradas en sus campañas de imagen, dejan de lado las delicadas tareas de gobierno y eluden decisiones difíciles que supongan desdoro en las percepciones.
El manejo de los recursos públicos parece un botín que se distribuye entre leales, allegados y adversarios. Lo que sucede en el Congreso del Estado en donde los diputados parecen más preocupados por evitar que se conozcan los alcances de actos irregulares de sus colegas, es una muestra de esa descomposición. Y que decir del Poder Judicial en donde la agenda está centrada en las concesiones para pequeños negocios en la nueva Ciudad Judicial.
La incertidumbre propiciada por la frivolidad en el manejo de los asuntos públicos es muy costosa para los mexicanos.
El costo de la incertidumbre en la economía es muy alto, los pagamos todos, pero es mayor el sacrificio en la calidad de vida, que lleva ahora a miles de mexicanos a emigrar no solo por carencias de ingreso, sino por carencia de certidumbre esencial.
Tenemos un monstruo enorme frente a nosotros, la incertidumbre estructural crece como cáncer, y muchos están distraídos en la superficie y el entretenimiento. O pero en el aprovechamiento de la situación para hacer un botín de las tareas públicas.
La construcción de la certidumbre requiere de un cambio de rumbo político. Que deje de lado las estúpidas disputas partidistas para centrar la atención en la construcción de la solidaridad, que es esencial para la democracia.
Las sociedades, como lo afirma Charles Taylor, No pueden funcionar cuando se supera cierto nivel de desconfianza mutua o la sensación por parte de algunos miembros de que otros los han abandonado. En Jalisco y en México pronto podemos ver que grupos y personas sienten que las instituciones los han abandonado.

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