sábado, 15 de agosto de 2015

Cuba está en Norteamérica

Más allá de las imágenes de las banderas norteamericanas ondeando en la Habana y las Cubanas en Washington, está una decisión política para iniciar una nueva etapa en el país del Caribe. Las razones que llevaron a los Castro y a Barak Obama a llegar a un acuerdo son muy distintas pero tienen un punto de coincidencia: el potencial económico que significa la apertura de la isla a las reglas del mercado. Por una parte la economía cubana es cada vez más insostenible por su dependencia energética y su aislamiento comercial. La vitalidad política del régimen en la isla depende la fuerza y la esperanza, y ambas se han estado gastando en los últimos años. además el potencial que significan las inversiones externas, el turismo y el uso de la tecnología puede significar el mayor cambio social después de la revolución de 1958. Por otra parte, para Obama dar el paso significa una oportunidad estratégica para reforzar la seguridad en la región al convertir a su adversario en amigo, e internamente da un golpe de timón en un tema de gran impacto en regiones como Florida en pleno tiempo electoral. Además no hay que olvidar que los yacimientos petroleros del Golfo de México tienen una parte en el mar que corresponde a Cuba, en el llamado Hoyo de Dona, lo que puede significar una fuente de energía para Cuba y un buen negocio para las compañías de la región. En el acuerdo que han sellado Castro y Obama ganan todos. Unos viabilidad económica y alivio social, mientras que otros pueden reducir parte del gasto defensivo que suponía tener un enemigo tan cerca, y además expandir la economía de mercado a Cuba. En términos geopolíticos ahora la Isla está plenamente en Norteamérica, no solo por su localización física sino porque el paso dado significa el inicio de una nueva etapa en la economía y la seguridad en la zona del Golfo de México y el Caribe. Lo que está sucediendo en la Habana pone de manifiesto este tránsito: por una parte Fidel Castro celebra su cumpleaños con sus amigos del Sur, y casi al mismo tiempo se iza la bandera estadounidense en aquel malecón. Al mismo tiempo el periódico Granma se empeña en difundir las versiones ideológicas cada vez más matizadas, y el New York Times publica reportajes desde la capital de Cuba mostrando la reapertura de la embajada. En la nueva etapa de Cuba nuestro país debe jugar un papel estratégico en la política y en la economía. Los lazos entre Cuba y México deben fortalecerse para hacer crecer el intercambio, las inversiones y el turismo. Seguramente pronto veremos más claramente el significado en términos prácticos de un acuerdo político que permite a Fidel Castro ser el comandante que hace una revolución, la consolida en un régimen vertical y luego acuerda dar una salida ante el colapso de la economía centralmente planificada importada del pensamiento marxista. En medio siglo Castro ha provocado dos olas de esperanza, primero levantado en armas, y ahora pactando para que Cuba se incorpore a la economía global. Seguramente observó lo que ha sucedido con Putin, o lo la ruta que ha seguido China, para darse cuenta que el paso que seguía era mirar estratégicamente al Norte. --

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