sábado, 11 de octubre de 2014

Iguala

Indignación es quizá la palabra para describir de mejor forma el sentimiento que produce enterarse de los hechos ocurridos en Iguala. Aunque luego las palabras no alcanzan para expresar los que genera el ir poco a poco entendido lo que sucedió en esa noche, y conocer cómo se extendió el manto negro de la presunta impunidad para intentar cubrir la realidad. El cobarde asesinato de jóvenes mexicanos es un hecho inaceptable que debe ser aclarado puntualmente, y con ese propósito se ha involucrado directamente el Gobierno Federal. Mucha razón tiene el Presidente Enrique Peña Nieto al decir que se irá hasta el fondo del asunto, porque lo que se ha puesto de manifiesto es la presunta fragilidad de las instituciones públicas locales de Guerrero ante la fuerza de grupos criminales. El asunto abre la oportunidad de actuar con determinación en un caso que se ha convertido en noticia internacional y que lastima la imagen de México, la de los mexicanos y de las autoridades. Es un desafío a las instituciones públicas que merece atención especial para producir una respuesta contundente. Debe ser fuerte porque es inaceptable que las autoridades policiales mantengan vínculos, como parece ser el caso, con organizaciones criminales; pero mucho más por el respeto irrenunciable a la vida de las personas. Un crimen de estas características implica un enorme dolor no solo para los familiares y amigos de los fallecidos sino para la sociedad que ahora observa el desarrollo de los hechos y aprecia el deterioro al que se ha llegado en aquella región de nuestra Patria. La respuesta también ha de ser sólida para enviar un mensaje a las organizaciones políticas que, al parecer están cada vez más asechadas por grupos criminales que ahora apuntan a tratar de controlar a las autoridades municipales de las regiones en donde operan, especialmente en las zonas más pobres y alejadas de las grandes ciudades. Es también un reto para las autoridades judiciales que al final serán las encargadas de encausar los procedimientos en los tribunales que lleven a castigar a los verdaderos culpables. Es muy probable que en estos próximos días conozcamos más sobre lo que en realidad sucedió y quienes son los presuntos responsables de estos actos de barbarie. Ahí será el inicio de un proceso que habrá se ser ejemplar. La descomposición que se ha desarrollado en la operación de las actividades de vigilancia, investigación, acusación y procesos ante los tribunales por parte de muchas autoridades ha producido un hecho muy lamentable: la desconfianza de las personas en las instituciones policiacas, carcelarias, de procuración de justicia y aun en los propios jueces penales. Ahora mismo está en marcha una profunda reforma en la materia, cuyos resultados positivos se verán en los años por venir, pero ahora mismo es necesario que el gobierno de la República actúe con determinación y eficiencia para poner de manifiesto que con toda la fuerza del Estado Mexicano se castigarán los hechos criminales que privan la vida de personas inocentes. Aunque resulte difícil encontrar las palabras adecuadas habrá que expresar algunas para abrazar con solidaridad de compatriotas a las familias y amigos de los jóvenes que soñaron alguna vez en ser buenos mexicanos.

No hay comentarios: