lunes, 9 de enero de 2012

Guerra en México

La guerra ha sido motivo de admiración de los hombres. Los griegos construyeron su civilización influidos por la Ilíada, quizá el mayor monumento escrito a la guerra. Nuestro tiempo es tiempo de guerras, lo ha sido en todo el devenir de la civilización occidental. Lo es en las últimas décadas bajo la hegemonía militar de los Estados Unidos en el Mundo y lo es hoy en México. Una relectura de la Ilíada es oportuna porque nos lleva a una visión de todas las guerras, o mejor, de todas las historias de guerras. Es muy atractivo encontrar un referente a la violencia militar mediante un relato; la épica clásica ha sido fuente de inspiración por más de dos mil quinientos años. Alessandro Baricco, uno de los mejores narradores de nuestro tiempo, realizó una versión de esta obra clásica y la difundió en libros y en la radio romana hace algunos años, usando un lenguaje actual, un ritmo más vertiginoso e involucrando a los personajes en la narración. El resultado fue tan atractivo como exitoso porque trae a nuestra generación el tema bélico con toda su crudeza. También hemos sido testigos de esfuerzos cinematográficos para abordar el tema bélico tratado por los griegos en historias como la vida de Alejandro. La imágenes de la guerra y sus terribles efectos puestos en imágenes, palabras habladas o en letra impresa impactan por su fuerza, y al mismo tiempo producen compasión. Los gritos de guerra son siempre graves y sonoros, los lamentos agudos y profundos. Los vencidos escriben la épica de la victoria, las victimas no tienen voz. Ahora que en México vivimos una de la etapas más violentas de nuestra historia, en donde el año pasado murieron más de doce mil personas, quizá tantas como en la guerra de Troya, es oportuno reflexionar sobre la guerra y su narrativa.
Las historias del combate al narcotráfico distan mucho de ser las narraciones épicas clásicas, porque carecen de los valores esenciales del honor, la solidaridad de los pueblos y el ejercicio ordenado de la violencia ejercido por los ejércitos. También porque sobran víctimas y carecemos de héroes. Por eso la historia audiovisual de nuestra guerra es lamentable. Nos falta el sentido femenino de la guerra al que se refiere Baricco que siempre reclama la paz. Nuestras mujeres no hablan como Helena o Andrómaca que enfrentaron a los héroes al dilema del deber de paz con el amor y la familia contra el deber del honor violento. Las madres de las víctimas nuestras, lloran ausencias perpetuas y ahogan sus gritos en medio de una publicidad vacía.
Al final, la paz se impone a la guerra porque lucha contra la violencia, es siempre una causa con una enorme parte femenina. La paz es indispensable porque como Andrómaca gritaba “Se pueden ganar con pillaje bueyes y cebado ganado, se pueden adquirir trípodes y bayas cabezas de caballos; mas la vida humana ni está sujeta a pillaje para que vuelva ni se puede recuperar cuando traspasa el cerco de los dientes”

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