sábado, 11 de junio de 2011

El Juego de Felipe Calderón

En la historia reciente ningún presidente ha tenido un panorama electoral tan adverso como el de Felipe Calderón. Aunque en materia económica la situación del país es estable, los problemas de gobernabilidad e inseguridad se agudizan. Los zonas en franco conflicto crecen; ya no se tata solamente de Ciudad Juárez o Tijuana, o de los Estados de Tamaulipas y Chihuahua como sucedía hace tres años. Hoy el problema se ha extendido a prácticamente todas las entidades federadas. Los delitos se multiplican, hace días se reportó un crecimiento de 60% en los secuestros en tres años, cada vez hay más carreteras con riesgos por asaltos y los asesinatos crecen en las ciudades y las zonas rurales. Los ciudadanos estamos indignados ante la violencia, sorprendidos de la ineficacia de las autoridades. Como resultado de esta situación los índices de aprobación de la gestión presidencial descienden, la popularidad de los líderes del partido en el gobierno no crece y le presenta al Presidente un verdadero desafío político. La respuesta ante la situación adversa ha sido centrar el esfuerzo en las cuestiones electorales para revertir una tendencia que favorece a la oposición y que de seguir así haría perder la presidencia al Partido Acción Nacional. Por eso, para Calderón lo primero es consolidar a su candidato. Ahí la operación ha sido tortuosa, Ernesto Cordero y Alonso Lujambio parecen ser los hombres del Presidente, y Josefina Vázquez y Santiago Creel los panistas que van a contrasentido del gusto de Calderón. Ahora lo primero es el candidato, que debe estar posicionado para diciembre. Pero dado que Enrique Peña tiene una ventaja tan amplia, es necesario golpear tanto la marca como su imagen personal. Así que seguramente veremos un amplio repertorio de golpes bajos y guerra sucia en los meses siguientes. Los temas judiciales han llegado a la escena y también jugarán un papel importante, el caso de Hank es sólo el principio. Además una política económica que permita estabilidad y crecimiento en 2012 es parte de las decisiones estratégicas. Teóricamente la fórmula parece adecuada, sin embrago la realidad muestra enormes riesgos. Por una parte dentro del partido en el gobierno la imagen de Calderón se debilita cada día, no hay ni unidad ni disciplina suficiente para garantizar una reacción monolítica. La presidencia tiene abierta una guerra que cobra la vida de decenas de miles de mexicanos, disputas con una buena parte de la industria de las telecomunicaciones, un enfrentamiento directo con los partidos de oposición, un diálogo inconsistente con los factores económicos y lo más importante: la perdida de poder real que se acentuará en el último año de gobierno. La adversidad ha empujado al Presidente a apostar por una estrategia de acción decidida que cambie radicalmente las tendencias electorales, usando todas las armas posibles. El sabe que será muy difícil triunfar. Por eso la verdadera clave del juego es saber cual es el plan B de Felipe Calderón, es decir como ganar perdiendo.

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