sábado, 2 de abril de 2016

¿Bien o mal en la economía?

La realidad económica del mundo ha cambiado profundamente en los últimos dos años. Europa estancada, Asia crece a menor ritmo, el petróleo cae dramáticamente de precio por la actuación de los países árabes y Rusia, los mercados financieros viven olas de subidas y bajas bruscas. La única región del mundo que crece de forma consiste es Norteamérica. México está inmerso en el proceso económico global con una economía abierta y actuante en el comercio exterior y con un mercado interno que comienza una expansión, pero resiente la baja en las finanzas públicas la baja en los ingresos petroleros y requiere hacer un ajuste fiscal profundo. Ahora mismo el sector externo de la economía avanza con firmeza en la relación con Norteamérica, sobre todo en los sectores automotriz, aeroespacial, agropecuario y turístico en donde las cifras muestran un crecimiento constante en las ventas al exterior. Por otra parte ya es claro que hay una expansión del consumo que se refleja en crecimiento en las ventas de mercancías, artículos electrodomésticos y automóviles, lo que indica un crecimiento del ingreso de las familias que se explica por una parte por efectos del control de la inflación, el crecimiento de las remesas que recibimos de los mexicanos en el extranjero, y por el crecimiento de regiones ligadas a la industria manufacturera. Además hay una expansión del crédito productivo al sector privado y una reducción en el uso del crédito al consumo en los hogares. Estos signos son muy positivos, y si los vemos con cuidado todos están ligados a la actuación privada que ha sido estimulada por las circunstancias externas y por efecto de las reformas en marcha. Pero al mismo tiempo el sector energético vive un terrible proceso de ajuste en Pemex y CFE que requieren de enfrentarse a la realidad de la competencia en el peor momento por los precios y por su nivel de endeudamiento. Las grandes inversiones en el sector llegarán y tendrán un efecto muy positivo, pero no en el corto plazo, así que vendrán meses muy complicados para las nuevas empresas productivas del estado. Este hecho es de enorme dimensión, tanto que la única salida es el rescate de ambas con recursos del Estado. Como se quiera ver el gobierno tendrá que invertir enormes sumas de dinero para permitir la viabilidad de Pemex y CFE y eso provoca una presión sobre las finanzas públicas. Por eso las calificadoras han colocado en perspectiva negativa la calificación de los bonos mexicanos y ha degradado la calificación de ambas empresas. La parte negativa de la agenda económica está centrada en el sector público que tiene que ajustarse el cinturón de una forma notable. Por eso se ha anunciado el mayor recorte presupuestal de la federación en los últimos tiempos, lo que significará una reducción del gasto público de hasta 7 %. Lo que impactará el gasto corriente y el de inversión con la cancelación o postergación de muchos proyectos y programas. Paradójicamente el gasto en infraestructura se reduce cuando debiera estar en expansión, por lo que seguramente veremos en muchos proyectos la participación privada para permitir su realización ante la baja presupuestal. Así que en la economía real hay una parte que marcha bien y otra, la mas ligada al sector publico que vive el mayor ajuste de la historia reciente. La reacción de las autoridades ha sido correcta y dolorosa, seguramente será benéfica en el mediano plazo. Con finanzas públicas más sanas, con Pemex y CFE que retoman el crecimiento por sus ingresos, y manteniendo el sentido de estimulo al crecimiento del consumo y del sector externo seguramente hacia el 2018 veremos un escenario mejor. En él el sector público se habrá reducido en relación con la economía y los motores del crecimiento estarán cada vez más diversificados. De aquí a entonces veremos los efectos de los ajustes y los contrastes regionales cada vez más profundos.

No hay comentarios: