sábado, 30 de enero de 2016

Iowa, primera batalla

El estado de Iowa en el medio oeste de los Estados Unidos será el primer estado en llevar a cabo el caucus, el proceso interno de los partidos tradicionales para elegir candidato a la presidencia. Aunque por mandato legal es New Hampshire el estado que debe hacer la primera elección primaria, al ser un proceso distinto, el caucus, de hecho Iwoa es la primera batalla. Desde la década de los años setenta la importancia de este proceso estatal ha crecido por la cobertura mediática que implica el inicio formal de la selección de candidatos. En su capital Des Moines inició el éxito de Jimmy Carter quién logró un triunfo vital cuando era muy poco conocido; ahí esta el primer filtro para los precandidatos que saben que un triunfo ahí es un golpe positivo de percepción. El llamado caucus es una manera de seleccionar delgados a convenciones de condado, estatal y nacional que apoyarán a determinado precandidato. Es una forma de activismo político que pone de manifiesto la importancia del debate real en pequeños grupos, que luego de una discusión proceden a tomar el voto de los participantes. Los procedimientos en ambos partidos son distintos pero esencialmente son reuniones de lo que podemos llamar aquí militantes y simpatizantes registrados; no es un proceso abierto a todos. Muy distinto al proceso de una votación tradicional. La ventaja es que la comunicación personal toma una importancia tal que puede mediatizar el impacto de las campañas que se difunden por los medios masivos. Parte del peso y el encanto que produce el caucus de Iowa es la sensación que tienen los aspirantes de tener la primera aparición real del impacto de su plataforma y sus mensajes. Es la prueba inicial para medir la eficacia de una campaña que ya lleva muchos meses andando. Y hoy esto es aun mucho más importante porque el crecimiento de nuevos medios de comunicación en internet, el perfil de Donal Trump, el impacto del mensaje esperanzador de Sanders, y la resistencia de la imagen de Clinton, se someterán a la realidad social y a la expresión política más tradicional en los partidos estadounidenses. La prueba también es para los estudios de opinión que ahora mismo indican que en el campo republicano ganaría Trump por más de seis puntos porcentuales y en el campo demócrata Clinton apenas está por encima del margen de error con una ventaja de tres puntos sobre el senador Sanders. Además, como ahora mismo la estructura tradicional del partido republicano está sitiada por la estrategia de Trump, quién luego de no asistir al último debate de cara a la cita del lunes próximo, ganó la batalla al generar su propia audiencia en televisión en un acto simultáneo al debate. Es un examen estaratégico Para Cruz y Rubio y para Bush cuestión vital. Iowa puede confirmar la fuerza del precandidato ajeno al establishment del partido lo que implicaría una situación prácticamente de emergencia para los republicanos. Mientras que para Clinton, quien recibió ayer el apoyo del influyente New York Times, junto a más información comprometedora del asunto de los correos electrónicos que gestionó en un servidor paralelo al oficial del Departamento de Estado, es importante mostrar su fuerza desde el inicio. Mientras que para el senador Sanders el estar tan cerca en la pelea es ya un triunfo en si mismo puesto que refrendará que su mensaje liberal está llegando a grupos demócratas más moderados que al principio se alejaron al escuchar que se calificaba de socialista. Iowa es la primera batalla de un guerra larga que ahora enfrenta a la candidata demócrata que carece del carisma y del mensaje atractivo que tuvo Obama, y que ahora parece retomar Sanders, y por otra parte, con una retórica disparatada de Trump que maneja con eficacia la estrategia de medios atrayendo cada día más a la calle media distante la política en los estados Unidos, colocado frente al partido y los demás precandidatos que los hace lucir como insuficientemente valientes o fuertes. Ahora más que nunca en Iowa se construirá una percepción que será mucho más importante que el peso de los propios delegados electos.

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