sábado, 22 de septiembre de 2012

La reforma laboral

La fuerza política del Presidente Enrique Peña se ha comenzado a sentir en el Congreso con la operación de la reforma laboral. La primer señal de operación fue el acuerdo con el Presidente Calderón que se estrenó con la facultad de enviar su iniciativa con carácter preferente, lo que implica su discusión y en su caso aprobación en unas cuantas semanas. Luego vinieron los pronunciamientos de los líderes priistas en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones y en el senado Emilio Gamboa Patrón, en el sentido de respaldar que se estudiara y votara una reforma laboral. Enseguida vinieron los acuerdos con algunas fracciones del PRD que mostraron su disposición a un diálogo constructivo con el equipo del presidente electo. Ahora hay condiciones para afirmar que se aprobará una reforma laboral, esa puede ser una buena noticia para México, a condición de que el contenido de las reformas implique entrar de fondo en dos grandes temas: la flexibilidad para la contratación de personal, por horas y por medio de empresas especializadas, y por otra parte la transparencia en el manejo y operación de los sindicatos. Muchos son los detalles que contienen las propuestas del Presidente, la del PRI y la del PRD pero estos dos temas serán la parte central del debate. El primero tiene importancia económica y el segundo trascendencia política. Si lograra pasarse una reforma con profundidad en estos dos aspectos la reforma será un hecho muy trascendente antes de la toma de posesión del nuevo Presidente y una muestra de fuerza política basada en el diálogo y la concertación. Lo que significa un cambio radicar respecto al estilo político de su predecesor. Implicaría también un cambio hacia el interior de sindicatos y centrales obreras y por tanto tendría un impacto hacia el interior de los partidos políticos, sobre todo en el PRI. Además podría implicar una apertura en agrupaciones estratégicas como los sindicatos de maestros, de petroleros, médicos, mineros y burócratas, una apertura que puede significar el fin de su tradicional poder político. Estas agrupaciones son las que con más fuerza se opondrán a estos aspectos de la reforma, mientras que las centrales tradicionales se pueden oponer con más fuerza a la flexibilización en los contratos y en la pérdida de beneficios sociales de los trabajadores. Habrá que estar muy atentos para seguir el desarrollo de los debates en el Congreso, porque también puede suceder que todo el esfuerzo político se diluya y que la reforma se reduzca a mínimos y entonces el prestigio político creciente del nuevo Presidente se convierta en un primer fracaso. Es mucho lo que se juega el Presidente en esta primera operación de fuerza y estilo político.

No hay comentarios: