sábado, 21 de mayo de 2011

indignados

Indignados allá y aquí
Luis Salomón
Los jóvenes de España han tomado las calles. Indignación es su causa. Han lanzado un grito de ¡ya basta!. Como los nuestros están hartos de las trampas en la política. Se rebelan a aceptar que sean los pillos y los tramposos los que acaparen los espacios en los medios de difusión en lugar de los hechos justos. Allá tienen rabia por la realidad económica de un 20% de población económicamente activa en el desempleo. Aquí los gritos son por un empleo digno, bien pagado. Las jóvenes madres de México son arrastradas a la informalidad y aun hasta la delincuencia. Los ojos vivos de una de ellas que explica que algún día vendió droga para alimentar a sus hijos es un botón de muestra. Allá están hartos de la imposición de la realidad de los mercados. Aquí no llegan a esta sofisticación y claman por una oportunidad de trabajar. Ambos se sorprenden ante la degradación ya ridícula de los principios de la justicia digna y la libertad democrática. En ambos lados del Atlántico como dice Julio Anguita en un artículo publicado en El Mundo están heridos por el permanente agravio que suponen el despilfarro de una minoría frente a los esfuerzos infructuosos para supervivir, de una mayoría. Lúcidamente rebeldes ante una pasividad generalizada y además cultivada por la cultura oficial instalada en medios de comunicación, el adocenado lenguaje político al uso y los penosos discursos de tantos tenores huecos.
Allá se tomaron la simbólica plaza de Sol. Desafiaron a las autoridades electorales ante la jornada de silencio. Debaten hasta cuando deben seguir para demostrar que son más una inconformidad de cara a las elecciones municipales de hoy. Los partidos y las organizaciones debían haber encabezado la inconformidad. No lo hicieron, ellos han tomado la iniciativa. Son un ejemplo ciudadano de actuar. De alguna forma son primos de los egipcios, sirios, tunecinos y libios. Son también parientes muy cercanos de Sicilia y las marchas por la paz. Son también nuestros primos que con un teléfono en la mano, han vuelto a dar un paso como el que dieron cuando Aznar espetó frases engañosas. Entonces propiciaron la llegada de zapatero, ahora su derrota electoral que presagia su salida.
Ni en España, ni aquí, estas manifestaciones ciudadanas son una farsa. Son gérmenes de cambio que no sabemos a donde llevarán. De alguna forma muchos nos sentimos como parte de ellos. Son entonces un ejemplo moral para vergüenza de la clase política. Son ellos el ejemplo de rectitud civil. Los partidos muestra de descomposición que propicia la complicidad.
Aquí también estamos hartos de engaños, de corrupción, de injusticia, de que no pase nada ante la evidente impunidad. Entre la corrupción en Migración, en las policías, los asaltos, los desvíos en el Congreso, en el Siapa, y miles de otros casos anónimos. Cansados de la manipulación pagada de la agenda informativa y de ineficiencia de la autoridad, obligada a crear ámbitos seguros y justos.
Saludar su valentía moral y madurez cívica es necesario para decir con fuerza: señores en México estamos hartos, pero somos más pacientes…todavía.

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