sábado, 26 de junio de 2010

G20 vs la corrupción

En el mundo la tolerancia hacia las personas que hacen trampas financieras y fiscales se va reducir. Desde el inicio de la crisis financiera, el Gobierno de Estados Unidos ha presionado por una mejor regulación, gobierno y rendición de cuentas en el sector financiero. Una reforma en ese sentido fue aprobada ayer en Washington justo antes de que iniciara la reunión del G20 en Toronto. La propuesta es que no haya refugios seguros para la evasión fiscal, ni para el lavado de dinero.
En los países desarrollados estos principios son ampliamente respaldados por los ciudadanos. La simulación y la trampa son castigados moral y legalmente con mucho rigor. En los países emergentes como el nuestro hay otra dimensión de la frase “respeta las reglas.” Se asume de entrada un margen de permisividad, un espacio admitido de corrupción.
Las nuevas regulaciones globales, incluyendo la propuesta de gravar con impuestos las operaciones financieras, y este endurecimiento son temas torales en la reunión del G20 a la que asiste México. Las consecuencias se verán en los próximos años en el sistema bancario. Muestra de ello fue la restricción a los depósitos en efectivo en dólares puesta en marcha hace días por el Banco de México. Pero habrá mucho más. El Banco Mundial junto con la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito ya trabajan en una iniciativa para la recuperación de activos robados que tiene el objetivo de perseguir las ganancias producto de la corrupción. Otras instituciones trabajan contra el lavado de dinero producto del narcotráfico.
Los paraísos fiscales, el saqueo de fondos, los sobornos y la corrupción están en el centro de la necesidad de impulsar apertura y transparencia en las transacciones financieras, y de garantizar la rendición de cuentas a nivel global. El verdadero combate al crimen está en estas cuestiones. La habilidad desarrollada en la búsqueda del financiamiento al terrorismo será usada contra el blanqueo.
La corrupción y el lavado de dinero son un cáncer que paraliza a las economías desarrolladas y en desarrollo por igual. Socavan el crecimiento económico. Son delitos que producen consecuencias sociales particularmente dañinas países como México.
Los líderes mundiales reunidos en el G-20 tratarán el tema de la crisis económica, los planes de estímulo, la regulación financiera y el desarrollo, pero también la lucha contra la corrupción que debe ser parte integral del programa multilateral.
Las instituciones financieras internacionales no deben hacer negocios con entidades o países que no cooperan. Este es un tema central, porque se considera que violenta la libertad económica. Pero la sociedad civil comienza a movilizarse para que se emprendan acciones y se rindan cuentas. La lucha contra la corrupción es crucial no sólo porque es lo correcto sino también porque no combatirla nos afecta a todos.
El combate a la corrupción y al lavado que se emprende en el mundo no es un asunto de cooperación, sino de interés. Vivimos en un mundo en el que los países en desarrollo son una fuente fundamental de crecimiento así como importadores de bienes de capital y servicios de los países desarrollados. Cuando la corrupción perjudica a socios que tienen ese peso también los daña a ellos. Nos toca asumir con rigor las reglas. Una muestra más de la crisis del Estado de Derecho. La verdadera crisis de México.

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