sábado, 28 de enero de 2017

Primero México

En una semana de vértigo los mexicanos hemos respondido con unidad y sensatez a las agresiones inaceptables de Donald Trump. Por encima de cualquier diferencia interna hemos respondido que nos vamos a mantener unidos ante la insensatez. Y por supuesto que no vamos a pagar ni un céntimo del monumento al odio que Trump quiere elegir en la frontera. En los Estados Unidos se agitan los sentimientos xenófobos, mientras el mundo observa como surge una verdadera amenaza a la estabilidad. Nos toca ser la nación con la que se ensaña la nueva administración de los vecinos para mostrar su visión de supremacía en el mundo. Nos corresponde dar la pelea de forma inteligente en favor de México y del verdadero mundo libre. En favor de la libertad, el humanismo y la tolerancia. En esa lucha no estamos solos porque la mayor parte de los norteamericanos no concuerdan con Trump, porque las mayorías en Europa y America Latina como el concierto internacional tampoco están conformes con el odio, el proteccionismo y la imposición forzosa de medidas perjudiciales para los pueblos. Y también, muy importante, porque los intereses económicos se cruzan con los afanes demagógicos. Aunque parezca el camino más complicado Mi país debe reforzar su compromiso con la apertura y políticas económicas, como lo dijo acertadamente Ernesto Zedillo ayer en un artículo publicado en el Washington Post: No podemos darnos el lujo de hacer otra cosa. El mundo libre está formado por ciudadanos con el derecho de pensar y decir lo que piensan y no como lo sugiere el asesor principal de Trump: que la prensa debe tener la boca cerrada. Es lamentable que esté sucediendo esto. Nosotros debemos prepararnos para enfrentar un periodo de turbulencias y hacer una negociación firme, tan larga y profunda como sea necesario para proteger nuestros intereses. Hasta ahora el tema se mantiene en el ámbito bilateral, pero en la medida que se pretendan violar normas internacionales de comercio o de otro tipo, México puede plantear que el tema se convierta en multilateral y desate un debate global. Es tan emocionante como alentador ver las muestras de union entre todos los mexicanos; esta actitud la vamos a necesitar por todo el tiempo que dure la disputa, que amenaza con ser larga. La posición de fuerza que da la unidad es vital para lograr resultados. Quizá con el paso de los años esto sea recordado como la resistencia mexicana, y eso es realmente lo que nos corresponde, unirnos para aguantar hasta que las condiciones cambien. Ante la disputa, sabemos bien que estamos en desventaja, pero también debemos ver que somos más fuertes de lo que parece, con 135 millones de personas que vivimos principalmente en dos naciones y que formamos la economía doce del mundo por su tamaño. Somos una cultura inmersa en la pluralidad cultural del mundo y especialmente en la de los Estados Unidos. Somos una cultura milenaria que no pude ser borrada por caprichos. Sembrar el odio hacia nosotros nos fortalece, nos une y nos alerta respecto a nuestro papel en el mundo. Tenemos una vocación pacifista pero eso no significa que estemos simplemente a merced. México exige el mismo respeto que brinda a los demás. Y ahora la historia nos ha puesto en una coyuntura en la cual, el pueblo norteamericano, del que forman parte más de 27 millones de mexicanos, y con el que tenemos una relación de amistad, y sociedad comercial, está representado por un presidente que ha rebasado la linea del respeto.La fuerza de los mexicanos los de aquí junto a los de allá tiene un enorme potencial, que aun no ha sido suficientemente explorado. Samuel Huntington en su libro se planteaba la amenaza a la identidad estadounidense, ahora podemos plantearnos la cuestión: ¿Quienes Somos los mexicanos cuando se meten con nosotros? o podemos recordar que ahora no somos más vecinos distantes sino socios en una disputa. Es hora de resistir. Primero México.

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