sábado, 30 de abril de 2016

¿Quienes Somos los mexicanos cuando se meten con nosotros?

Samuel Huntington el intelectual conservador norteamericano expuso en su libro titulado “Quienes Somos” en 2004, la supuesta amenaza que representaban los inmigrantes mexicanos para la identidad nacional de nuestros vecinos. Entonces, ya se exponía la idea de la llamada diáspora mexicana que llevó a la formación de comunidades mexicanas en prácticamente todos los estados desde la costa Este hasta Seattle. La tesis partía de la supuesta resistencia cultural de los mexicanos a asimilarse a la cultura norteamericana. Parte del pensamiento de Huntington ha alimentado la perorata de de Donald Trump, dirigida a tocar fibras de los sectores conservadores de clase media que a la vuelta de los meses se han convertido en un sólido soporte de sus aspiraciones para hacerse con la candidatura presidencial por el partido Republicano. Los hechos demuestran que ni Samuel ni Donald tienen razón con sus argumentos que siembran sentimientos de segregación y odio. Porque nunca como ahora la relación entre México y Estados Unidos ha sido tan sólida y compleja al mismo tiempo, pero la irrupción de la insensatez se Trump está detonando una acción en las comunidades mexicanas que viven en Estados Unidos que se corresponde con la opinión de los mexicanos que vivimos aquí. La acción parte de la tradicional solidaridad mexicana que surge cuando alguno de los nuestros sufre una desgracia o cuando nos atacan injustamente a todos, como es el caso. Ahora, como nunca antes los mexicanos en Estados Unidos están mirándose cada vez más juntos y se plantean que hacer frente a una amenaza tan irritante como la xenofobia. También la diplomacia mexicana está en un momento inédito con la necesidad de actuar con firmeza y habilidad para desmontar el sentimiento antiamericano que se ha esparcido con fuerza creciente, para ello está trabajando con un nuevo embajador y con los cincuenta cónsules acreditados para generar alianzas con grupos de interés, para detonar un lobby profesional en Washington y para proponer acciones coordinadas a las comunidades mexicanas. Si nos detenemos a pensar con cuidado no es poca cosa el trabajar con más de 20 millones de mexicanos residentes en Estados Unidos que tienen intereses muy distintos entre ellos, ya que nada tiene que ver un mexicano emigrado en los años setenta con hijos y nietos nacíamos allá, con un joven de 30 años que tiene cinco de haber llegado. Pero ha sucedido algo que genera la unidad: todos contra Trump; y eso no tiene precedentes. Ni siquiera la lucha de César Chávez en California generó tal expectativa, porque ahora los mexicanos son muchos más, están en todas partes y tienen mejores condiciones. El momento es una oportunidad para actuar con inteligencia y visión de largo plazo para emprender acciones para fortalecer la imagen de los mexicanos en el mundo, y para promover que cada vez más norteamericanos conozcan México y la realidad social y económica que representa para la región. Los ejercicios de comunicación entre las comunidades mexicanas están generando mecanismos sin precedente y se ha producido una visión convergente con la diplomacia encargada de la defensa de los mexicanos en el exterior. Trump ha sacudido un árbol en donde había cientos de abejas que estaban dispersas trabajando en su microcosmos; ahora el absurdo del odio que ha sembrado, permite que las abejas puedan unirse para defenderse, pero mucho mejor para trabajar unidas en causas para el futuro. La fuerza de los mexicanos emigrados en convergencia con los de aquí tiene un enorme potencial, que aun no ha sido suficientemente explorado. El titulo del libro de Huntington es evocador del momento ahora: ¿Quienes Somos los mexicanos cuando se meten con nosotros? puede ser el título de una obra que aun está en gestación y el primer capítulo bien puede ser la convergencia para defender nuestra identidad.

sábado, 2 de abril de 2016

¿Bien o mal en la economía?

La realidad económica del mundo ha cambiado profundamente en los últimos dos años. Europa estancada, Asia crece a menor ritmo, el petróleo cae dramáticamente de precio por la actuación de los países árabes y Rusia, los mercados financieros viven olas de subidas y bajas bruscas. La única región del mundo que crece de forma consiste es Norteamérica. México está inmerso en el proceso económico global con una economía abierta y actuante en el comercio exterior y con un mercado interno que comienza una expansión, pero resiente la baja en las finanzas públicas la baja en los ingresos petroleros y requiere hacer un ajuste fiscal profundo. Ahora mismo el sector externo de la economía avanza con firmeza en la relación con Norteamérica, sobre todo en los sectores automotriz, aeroespacial, agropecuario y turístico en donde las cifras muestran un crecimiento constante en las ventas al exterior. Por otra parte ya es claro que hay una expansión del consumo que se refleja en crecimiento en las ventas de mercancías, artículos electrodomésticos y automóviles, lo que indica un crecimiento del ingreso de las familias que se explica por una parte por efectos del control de la inflación, el crecimiento de las remesas que recibimos de los mexicanos en el extranjero, y por el crecimiento de regiones ligadas a la industria manufacturera. Además hay una expansión del crédito productivo al sector privado y una reducción en el uso del crédito al consumo en los hogares. Estos signos son muy positivos, y si los vemos con cuidado todos están ligados a la actuación privada que ha sido estimulada por las circunstancias externas y por efecto de las reformas en marcha. Pero al mismo tiempo el sector energético vive un terrible proceso de ajuste en Pemex y CFE que requieren de enfrentarse a la realidad de la competencia en el peor momento por los precios y por su nivel de endeudamiento. Las grandes inversiones en el sector llegarán y tendrán un efecto muy positivo, pero no en el corto plazo, así que vendrán meses muy complicados para las nuevas empresas productivas del estado. Este hecho es de enorme dimensión, tanto que la única salida es el rescate de ambas con recursos del Estado. Como se quiera ver el gobierno tendrá que invertir enormes sumas de dinero para permitir la viabilidad de Pemex y CFE y eso provoca una presión sobre las finanzas públicas. Por eso las calificadoras han colocado en perspectiva negativa la calificación de los bonos mexicanos y ha degradado la calificación de ambas empresas. La parte negativa de la agenda económica está centrada en el sector público que tiene que ajustarse el cinturón de una forma notable. Por eso se ha anunciado el mayor recorte presupuestal de la federación en los últimos tiempos, lo que significará una reducción del gasto público de hasta 7 %. Lo que impactará el gasto corriente y el de inversión con la cancelación o postergación de muchos proyectos y programas. Paradójicamente el gasto en infraestructura se reduce cuando debiera estar en expansión, por lo que seguramente veremos en muchos proyectos la participación privada para permitir su realización ante la baja presupuestal. Así que en la economía real hay una parte que marcha bien y otra, la mas ligada al sector publico que vive el mayor ajuste de la historia reciente. La reacción de las autoridades ha sido correcta y dolorosa, seguramente será benéfica en el mediano plazo. Con finanzas públicas más sanas, con Pemex y CFE que retoman el crecimiento por sus ingresos, y manteniendo el sentido de estimulo al crecimiento del consumo y del sector externo seguramente hacia el 2018 veremos un escenario mejor. En él el sector público se habrá reducido en relación con la economía y los motores del crecimiento estarán cada vez más diversificados. De aquí a entonces veremos los efectos de los ajustes y los contrastes regionales cada vez más profundos.