sábado, 20 de julio de 2013

Reforma energética

La agenda de reformas acordada en el Pacto por México se sigue cumpliendo, aunque ahora con otros métodos parlamentarios, y le corresponde el turno a uno de los temas más importantes, junto a la reforma hacendaria, para el futuro de México. A pesar de todas las disputas producto de las recientes elecciones, los actores políticos han construido un acuerdo para reformar la Constitución mexicana y transformar el sector energético. Pero a diferencia de las reformas que hasta ahora han sido aprobadas, ahora acordaron que no habría una sola iniciativa, sino que cada partido presentaría su propia versión, para tener mayor espacio de legitimación interna y mayor exposición en los medios de comunicación. El primero en aparecer fue el Partido Acción Nacional con una plataforma que incluye la apertura para que las empresas puedan participar en las actividades ahora reservadas a Pemex y CFE mediante contratos específicos. Es probable que el acuerdo entre partidos incluya una plataforma amplia de coincidencias y una perspectiva de divergencias que provoque un debate controlado en el Congreso de la Unión. Pero además habrá que contar con el factor político que significan las posibles manifestaciones sociales con las que han amenazado los más aguerridos opositores de la izquierda. Todos los ingredientes políticos para una temporada veraniega intensa que derive en una reforma para el mes de septiembre. Antes habrían de pasar otras reformas de corte político electoral que fueron materia de las negociaciones entre el gobierno y los partidos de oposición. Las condiciones políticas se ven presionadas por la importancia estratégica que significa la aprobación de estos cambios normativos para atraer a las inversiones externas, en un momento en el que la economía mexicana se está desacelerando y por tanto requiere de incentivos eficientes para crecer a mayor velocidad. Además de que en más de algún sentido el mercado financiero global ha descontado que estos cambios se darían y ha creado una expectativa optimista de respecto al futuro de nuestra economía. Ahora ha llegado la hora de actuar en el tema más complicado desde el punto de vista político. Para el gobierno significa la apuesta más importante. La situación de Pemex y la necesidad de contar con mas recursos fiscales también apremian. Seguramente en las próximas semanas veremos un debate en torno a estos temas; Esperemos que la confrontación sea rica en ideas, en propuestas y tenga la altura y la seriedad que el tema merece. Será fundamental que la ciudadanía esté adecuadamente informada respecto a lo que significa en términos económicos una apertura en el sector energético. En términos políticos el objetivo de producir energía de forma más eficiente que se traduzca en menores precios es la clave para obtener el respaldo ciudadano. Desde el punto de vista estructural quizá la consecuencia más importante sería el dejar atrás la dependencia que tiene el sector público de los ingresos de Pemex y la sana apertura a la competencia bajo la rectoría normativa del Estado. Hacer de Pemex y la CFE empresas competitivas de clase mundial es una meta que solo se lograría mediante su inserción en el ámbito de la competencia global en la producción de la energía. México debe insertarse en la revolución energética que se vive en Estados Unidos, debe asimilar tecnología rápidamente para ser una verdadera potencia económica, que le permita formar más clases medias y reducir nuestros enormes contrastes sociales.