sábado, 2 de agosto de 2008

Dilema

Dilema del gobierno
Luis Salomón

El deterioro de la situación económica en el mundo no ha impactado con fuerza aun en México debido a los subsidios que el gobierno ha decidido aplicar a los combustibles y alimentos. El monto que se invertirá en subsidiar la gasolina este año será superior a los 19 mil millones de dólares, cantidad que resulta monstruosa para las condiciones del país, ya que su pago significa reducir significativamente el gasto público en obras e inversiones. Para tener un parámetro, esta cantidad es superior a la recaudación del IETU, con lo cual los efectos de la reforma fiscal se reducirían a pagar una gasolina barata. La OCDE ha recomendado a nuestro País la eliminación de los subsidios mediante un comunicado publicado hace apenas algunas semanas. Mantener el subsidio implica también subsidiar a los productores, a los consumidores por igual y generar una aparente bonanza pagada con dinero de los contribuyentes. Dentro del gobierno se plantea un dilema: la ortodoxia económica aconseja amentar el precio de la gasolina, lo que según estimaciones del Banco de México llevaría a 6% la inflación anual, si se aumenta a 10 pesos el litro, pero la estrategia política indica que hay que sostener el subsidio hasta las elecciones de julio próximo, con lo que la administración puede aspirar a mejores resultados en la gobernabilidad con su partido.
La energía barata no existirá más en el mundo hasta que se habiliten nuevas formas de producción con fuentes renovables. Las naciones están ahora planteándose reformar sus estrategias energéticas, dejando de lado simulaciones que lo único que hacen es postergar un costo social mayor; en el mundo queda claro que sostener una economía con subsidios enormes en un error estratégico que produce altos costos sociales. Por eso el propio Banco de México ha planteado que no hay otro camino que asumir los nuevos costos de la energía. Pero no todos piensan así , los políticos saben que el proceso electoral que formalmente inicia en octubre, aumenta la tensión política y hace difícil cualquier decisión que suponga un impacto a la población. Si el gobierno opta por mantener los subsidios estará jugando a la política populista, gastando una cantidad enorme de recursos en producir un aparente bienestar. Estará eludiendo una responsabilidad muy grave, porque estará privilegiando el interés de su partido sobre el interés de la Nación.
En las próximas semanas sabremos la decisión, pero por lo pronto es preocupante ver a los populistas de la anterior administración, hacerse cargo de tareas de partido, lo cual no es un buen presagio. Las discusiones de fondo se están desarrollando en estos días y seguramente una vez que se apruebe la reforma a Pemex, tendremos noticias.
Esta es la primera prueba para la administración de Felipe Calderón, que debe dar muestra de haber dejado de lado el populismo de Fox, que dejó pasar de forma irresponsable el tiempo de las reformas y los acuerdos. Estos acuerdos deben alcanzar para transitar en estos meses y quizá años de lentitud económica e inflación creciente. Acuerdos para navegar en aguas procelosas y no demagogia es lo que México necesita. El Presidente y la clase política tienen la palabra.